lunes, 20 de octubre de 2025

La fidelidad de Dios: 2 Timoteo

La Segunda Carta a Timoteo forma parte de las llamadas "Cartas pastorales" de San Pablo. La Primera Carta a Timoteo se compone fundamentalmente de exhortaciones que el Apóstol de los gentiles daba al propio Timoteo, a los obispos, presbíteros, diáconos y responsables de comunidades, así como consejos en el tratamiento necesario para diversas personas. Esta segunda carta tiene únicamente 4 capítulos, y tienen un tinte de despedida, pues Pablo está preso y prácticamente esperando sentencia. La fidelidad al ministerio en medio de la dificultad, de la prueba -y del sufrimiento que conlleva- son por ello claves para comprender el contenido de su mensaje. 

Algunas partes de esta Carta son muy profundas teológicamente hablando, mientras que otras -sobre todo el final y las despedidas- no dejan de ser meras curiosidades históricas que aportan poco a la espiritualidad cristiana. De entre este material me quedo con tres versículos en los que el apóstol intenta sintetizar el núcleo del dogma cristiano. Lo hace precisamente alabando la fidelidad de Cristo, pues aunque Él pudiera renegar de una persona, por su naturaleza únicamente puede ser fiel, cosa que no podemos decir de todos los seres humanos. 

2 Timoteo 2, 11-13

Esta doctrina es digna de fe: Si hemos muerto con él, viviremos con él. Si somos constantes, reinaremos con él. Si renegamos de él, él también renegará de nosotros. Si somos infieles, él es fiel, porque no puede renegar de sí mismo.

lunes, 13 de octubre de 2025

Confiar en Dios: 2 Reyes

Es curioso. Hace un año y medio comencé a seleccionar mi versículo favorito de cada libro de la Biblia y lo hice con el Primer Libro de los Reyes. Como ya adelanté que el orden iba a ser aleatorio, 18 meses después y con 38 libros bíblicos comentados afronto hoy la selección del Segundo Libro de los Reyes

Ambos libros abarcan un extenso periodo histórico (del 971 al 561 a.C.) en los que se realiza un juicio negativo de la monarquía. El segundo libro, en concreto, se compone de 25 capítulos, desde Elías hasta el asedio de Jerusalén. Están llenos de asesinatos, traiciones, matanzas y otras intrigas palaciegas. De entre todas estas páginas, he seleccionado dos versículos de la curación de Naamán, el sirio, a la que siglos después haría referencia el propio Jesucristo. Naamán, enfermo de lepra, viaja muchos kilómetros al oír hablar de Elíseo, un hombre de Dios que podía curarlo. Pero cuando lo encuentra, le pide una cosa tan sencilla (bañarse 7 veces en el río Jordán) que cree que es mera palabrería y decide volverse a su país. Sus criados lo convencen con las palabras seleccionadas. Una muestra de que Dios -por boca del profeta- no exige grandes sacrificios ni actos heroicos, sino únicamente confiar en su Providencia: 

2 Reyes 5, 13-14:

Pero sus servidores se acercaron para decirle: «Padre, si el profeta te hubiera mandado una cosa extraordinaria ¿no la habrías dicho? ¡Cuánto más si él te dice simplemente: Báñate y quedarás limpio!». Entonces bajó y se sumergió siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del hombre de Dios; así su carne se volvió como la de un muchacho joven y quedó limpio.